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Durante las semanas recientes han acaparado la atención la escasez de agua, un problema que se ha acentuado en los últimos meses y ante el cual, al parecer, ningún gobierno ha hecho nada. El tema no es menor y es de preocupar. La escasez de agua tiene múltiples factores entre los que sobresale la sequía producto del cambio climático y la falta de prevención y compromiso de los gobiernos para evitar desabasto, especialmente en las zonas más pobres del país. Hay quien dice que la próxima guerra no será por el petróleo, sino por el agua.
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Según el Monitor de Sequía en México, a mediados del año pasado el 74.5% de la superficie del país presentaba niveles anormalmente secos o con algún grado de sequía y a inicios de este año 1,613 municipios están en sequía severa, extrema o excepcional. Según la ONU, las sequías se duplicarán para 2050. Pero el tema no es reciente. La Conferencia sobre el Agua de las Naciones Unidas celebrada en Mar de Plata, Chile, en 1977, marcó el comienzo de la preocupación global sobre tema, pero fue hasta 1992 que se vinculó el acceso y calidad del agua con el desarrollo sustentable. A partir de 1997, el Consejo Mundial del Agua ha organizado trianualmente el Foro Mundial que reúne a participantes de todos los niveles y áreas, tanto del sector público como del privado, para abordar el tema y buscar soluciones globales. El cuarto de dichos foros se realizó en 2006 en la ciudad de Monterrey. ¿Qué ha pasado con el tema en México desde hace 18 años? En 2006 el documento rector del Foro Mundial del Agua, en el cual participé, establecía las diferencias de disponibilidad del agua entre el Norte y el Sureste del territorio nacional: “La disponibilidad natural de agua promedio per cápita en las zonas centro, norte y noreste es ocho veces menor a la del sureste, aunque la población en esta zona tiene menor acceso al agua al no contar con los servicios básicos, como el de agua entubada dentro de la vivienda”. En la actualidad se mantienen los mismos volúmenes de distribución, pero lo notable es que los gobiernos federales y estatales no han sido capaces de proveer mejores servicios para el suministro de agua. El citado documento establecía que “Ante el creciente desarrollo, es probable que para el año 2025, si no se toman las medidas necesarias para un manejo más sustentable del recurso, la disponibilidad será solamente de 3,500 m por persona” Evidentemente, en estos años no se tomaron las medidas al respecto. Datos del Inegi sobre la disponibilidad del líquido revelan que “en 2005 era de 4,573 m³ y para 2019 disminuyó a 3,586 m³ anuales por cada mexicano”. Se llegó a lo pronosticado antes de tiempo y a ello ha contribuido también el incremento de la población… y todavía no llegamos al 2025. El documento establecía que “De los 653 acuíferos en el país, 102 están sobreexplotados. Los acuíferos sobreexplotados son los más importantes del país y los que abastecen de agua a la mayoría de la población (57% del total del agua subterránea)”. Actualmente, acorde con datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en 2019 ya eran 115 los acuíferos sobreexplotados y hasta agosto del 2021, ya se habían incrementado a 157.
Otro dato que arroja el documento de 2006 es: “Actualmente 12 millones de habitantes carecen de agua potable”. Se podría suponer que con los avances tecnológicos y las precauciones sobre el cuidado del agua dicha cifra habría disminuido. No obstante, de acuerdo con el informe El Agua en México, Actores Sectores y Paradigmas, “12 millones de personas carecen de acceso a agua potable, al mismo tiempo las sequías se han intensificado durante la última década y la sobreexplotación de los acuíferos se ha incrementado en 15%”. Mantenerse en la misma cifra de hace 18 años habla de la poca atención que los sucesivos gobiernos le han dado al tema. En septiembre pasado, el presidente López Obrador expresó que “ Conagua tiene un plan de atención por la escasez de agua en el país ”. Sin embargo, el último día del mes pasado el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer que 70% de los indicadores del Programa Nacional Hídrico del actual gobierno carece de resultados para su evaluación. El reto queda para la siguiente administración que deberá actualizar los marcos legales y regulatorios que rigen el manejo del agua, así como modernizar la infraestructura hidráulica del país considerando que la población seguirá creciendo y que no se puede depender solamente de las precipitaciones pluviales. Asimismo, deberá incrementar la protección de las zonas de acuíferos y de bosques, fortalecer a las instituciones encargadas de vigilar el buen uso del agua y realizar campañas de sensibilización entre la población para fomentar las buenas prácticas en el uso del agua. La mala es que posiblemente no habrá los suficientes recursos económicos para afrontar en serio la situación. ___ Nota del editor: Mario Maraboto Moreno es Licenciado en Periodismo por la UNAM. Investigador Asociado en la Universidad de Carolina del Norte. Autor del libro “Periodismo y Negocios. Cómo vincular empresas con periodistas”. Consultor en Comunicación, Relaciones Públicas y situaciones especiales/crisis desde 1991. Escríbele a su correo [email protected] y síguelo en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión
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Durante las semanas recientes han acaparado la atención la escasez de agua, un problema que se ha acentuado en los últimos meses y ante el cual, al parecer, ningún gobierno ha hecho nada. El tema no es menor y es de preocupar. La escasez de agua tiene múltiples factores entre los que sobresale la sequía producto del cambio climático y la falta de prevención y compromiso de los gobiernos para evitar desabasto, especialmente en las zonas más pobres del país. Hay quien dice que la próxima guerra no será por el petróleo, sino por el agua.
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Según el Monitor de Sequía en México, a mediados del año pasado el 74.5% de la superficie del país presentaba niveles anormalmente secos o con algún grado de sequía y a inicios de este año 1,613 municipios están en sequía severa, extrema o excepcional. Según la ONU, las sequías se duplicarán para 2050. Pero el tema no es reciente. La Conferencia sobre el Agua de las Naciones Unidas celebrada en Mar de Plata, Chile, en 1977, marcó el comienzo de la preocupación global sobre tema, pero fue hasta 1992 que se vinculó el acceso y calidad del agua con el desarrollo sustentable. A partir de 1997, el Consejo Mundial del Agua ha organizado trianualmente el Foro Mundial que reúne a participantes de todos los niveles y áreas, tanto del sector público como del privado, para abordar el tema y buscar soluciones globales. El cuarto de dichos foros se realizó en 2006 en la ciudad de Monterrey. ¿Qué ha pasado con el tema en México desde hace 18 años? En 2006 el documento rector del Foro Mundial del Agua, en el cual participé, establecía las diferencias de disponibilidad del agua entre el Norte y el Sureste del territorio nacional: “La disponibilidad natural de agua promedio per cápita en las zonas centro, norte y noreste es ocho veces menor a la del sureste, aunque la población en esta zona tiene menor acceso al agua al no contar con los servicios básicos, como el de agua entubada dentro de la vivienda”. En la actualidad se mantienen los mismos volúmenes de distribución, pero lo notable es que los gobiernos federales y estatales no han sido capaces de proveer mejores servicios para el suministro de agua. El citado documento establecía que “Ante el creciente desarrollo, es probable que para el año 2025, si no se toman las medidas necesarias para un manejo más sustentable del recurso, la disponibilidad será solamente de 3,500 m por persona” Evidentemente, en estos años no se tomaron las medidas al respecto. Datos del Inegi sobre la disponibilidad del líquido revelan que “en 2005 era de 4,573 m³ y para 2019 disminuyó a 3,586 m³ anuales por cada mexicano”. Se llegó a lo pronosticado antes de tiempo y a ello ha contribuido también el incremento de la población… y todavía no llegamos al 2025. El documento establecía que “De los 653 acuíferos en el país, 102 están sobreexplotados. Los acuíferos sobreexplotados son los más importantes del país y los que abastecen de agua a la mayoría de la población (57% del total del agua subterránea)”. Actualmente, acorde con datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en 2019 ya eran 115 los acuíferos sobreexplotados y hasta agosto del 2021, ya se habían incrementado a 157.
Otro dato que arroja el documento de 2006 es: “Actualmente 12 millones de habitantes carecen de agua potable”. Se podría suponer que con los avances tecnológicos y las precauciones sobre el cuidado del agua dicha cifra habría disminuido. No obstante, de acuerdo con el informe El Agua en México, Actores Sectores y Paradigmas, “12 millones de personas carecen de acceso a agua potable, al mismo tiempo las sequías se han intensificado durante la última década y la sobreexplotación de los acuíferos se ha incrementado en 15%”. Mantenerse en la misma cifra de hace 18 años habla de la poca atención que los sucesivos gobiernos le han dado al tema. En septiembre pasado, el presidente López Obrador expresó que “ Conagua tiene un plan de atención por la escasez de agua en el país ”. Sin embargo, el último día del mes pasado el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer que 70% de los indicadores del Programa Nacional Hídrico del actual gobierno carece de resultados para su evaluación. El reto queda para la siguiente administración que deberá actualizar los marcos legales y regulatorios que rigen el manejo del agua, así como modernizar la infraestructura hidráulica del país considerando que la población seguirá creciendo y que no se puede depender solamente de las precipitaciones pluviales. Asimismo, deberá incrementar la protección de las zonas de acuíferos y de bosques, fortalecer a las instituciones encargadas de vigilar el buen uso del agua y realizar campañas de sensibilización entre la población para fomentar las buenas prácticas en el uso del agua. La mala es que posiblemente no habrá los suficientes recursos económicos para afrontar en serio la situación. ___ Nota del editor: Mario Maraboto Moreno es Licenciado en Periodismo por la UNAM. Investigador Asociado en la Universidad de Carolina del Norte. Autor del libro “Periodismo y Negocios. Cómo vincular empresas con periodistas”. Consultor en Comunicación, Relaciones Públicas y situaciones especiales/crisis desde 1991. Escríbele a su correo [email protected] y síguelo en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión
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